lunes, 15 de diciembre de 2008
Inmovilismo.
-De acuerdo. Voy para allá-.
Colgó el teléfono y resopló por las paredes.
-Que no pueda conmigo...-.
Perdió unos instantes el control de su cuerpo. Se retorció sin quererlo. Sus ojos alcanzaron el espejo, y sintió miedo.
-Que no pueda conmigo- repitió.
¿Que habrá tras la muerte?
Se levantó de la cama, pero a los dos pasos un disparo lo derribó, manchando de sangre la pared y los armarios. Luego se levantó. Se aproximó a la ventana, y se dejó caer hasta el patio. El ruido sordo del impacto provocó que se encendiesen luces por el edificio. Se asomaron las cabezas, se escucharon gritos...
Cerró la ventana.
¿Que habrá tras la muerte?
Luego ya no hubo más palabras.
¿Que habrá antes de la muerte?
martes, 18 de noviembre de 2008
Información
Un saludo.
miércoles, 5 de noviembre de 2008
1969 - 1993
Un saludo.
1969 – 1993 (J.M.D)
Se despertó. No necesitaba despertador desde hacía años, pero cuando comprobó la hora sobre el reloj de la mesilla de noche, se dio cuenta de que aquello era una excepción.
-¡Joder...! -.
Era muy tarde. Se estiró sobre las mantas una última vez, y se sentó sobre la cama. Le dolía la cabeza. Frotándose las piernas, buscó la cajetilla de tabaco en los bolsillos de su pantalón, tirado en el suelo al lado de la cama la noche anterior, y encendió un pitillo. Fumó despacio, cuidadoso de no tirar la ceniza sobre las mantas. Fumó pensando en estas cosas y aquellas, hasta que apagó el cigarro en el cenicero, y comenzó a ponerse los pantalones. Luego fueron la camisa, los calcetines, la chaqueta y los zapatos. Entró en el cuarto de baño con la corbata en la mano y comenzó a cepillarse los dientes.
Dijo adiós.
Se encontraba mucho mejor. Había pasado por casa para ducharse, arreglarse un poco y desayunar, así que cuando salió a la calle ya pasaban las dos y media de la tarde. Atravesó el garaje, y cerró a su paso la pequeña puerta del jardín trasero.
Comenzó a caminar. Muchos le consideraban un tipo con clase.
-Soy un tipo con clase... – pensó.
* * *
- ¿Jesús Medina? ¿Suso? Claro que lo conozco, joder, aunque no por el trabajo. Bueno si, hice algún trapicheo con él, uno o dos de poca pasta, pero no es uno de nosotros. No es de fiar, créeme, es un buen tipo, pero no te puedes fiar de el, está mal de la cabeza. No es un profesional. Trabajé con el dos veces y no hubo tercera porque le mandé a tomar por culo. Es un fantasma, por la calle con su traje italiano y su cadena de oro, y la gente piensa que tiene clase, pero es sólo la cara, créeme. Me pone nervioso trabajar con él, es un jodido fantasma y está mal de la cabeza, ¿me entiendes? nunca sabes de que manera la va a joder. Hace bastante que no le veo; ¿que pasa? ¿Sabes algo de él? -.
- Algo he oído.. -.
* * *
- Si, yo estaba delante cuando lo de este tipo... ¿Como lo has llamado? -.
- … -.
- Si, Medina, perdona. Pues lo que te digo, yo estaba delante. Acababa de dejar a los niños en el colegio, eran las tres y media de la tarde y tenía pensado ir con mi mujer de compras pero todavía estaban cerrados los comercios, así que nos metimos en una cafetería para hacer tiempo. Entró a eso de las cuatro menos diez, cuando yo acababa de pedir la cuenta. Me fijé en el por cómo iba vestido, no sé, demasiado elegante para una cafetería como aquella. Fue en ese momento; cuando se acercó a la barra se oyó un disparo que lo tumbó en el acto. Se derrumbó al instante, como un saco de patatas. Espero no tener que ver nada así otra vez en mi vida... -.
martes, 4 de noviembre de 2008
NDH - Reflexiones sobre la cordura
Estuvieron un rato sin hablar.
- ¿Has escuchado Life on Mars?-.
- ¿La de Bowie?-.
- Si-.
- La escuché, pero creo que no entendí un carajo...-.
miércoles, 22 de octubre de 2008
Azares
Busca una colina; será cuestión de suerte.
Y si la suerte no te olvida, mirarás el cielo, y verás la palabra precisa.
Una frase, una sílaba; brotará de la tierra para ser de tu mano tu arma.
Dispárala.
Verás que todo se olvida.
miércoles, 15 de octubre de 2008
No direction home 4
Aprovechó el efecto sedante de su gin tonic para reflexionar. No era un gran bebedor, pero sabía apreciar el placer embriagador que producían los sabores amargos una buena ginebra, y si bien nunca se dejó ver realmente borracho, aquel día decidió hacer una escepción. El bar desembocaba en una calle donde el caos del tráfico lo alejaba con tan sólo mirarlo de sus queridos prados, retratados magistralmente por el continuo reptar del tren. Debía ser una zona céntrica de la ciudad. La gente entraba y salía continuamente de los comercios, bares y terrazas que a ambos lados de la ancha calle sembraban el ajetreo que se esparcía por las callejuelas adyacentes a la principal. Se sintió contaminado por aquel colectivo deambular. Sumido en este y otros pensamientos, decidió ponerse a trabajar.
Había matado a mucha gente. Las más de las veces por dinero, otras por necesidad, pero esta vez era diferente; no era droga lo que necesitaba. Esta vez lo haría por la única razón que los ojos de Dios podrían perdonar. Abandonó el local y abordó un taxi.
-Al hotel Moon, por favor- .
Se removió en el asiento, nervioso. Comenzó a sentirse mareado por la carrera y los nervios, así que bajó la ventanilla del copiloto, deseando que aquel viento le transportase a otro lugar.
Cada vez le gustaba menos la ciudad...
Cuando bajó del taxi, se detuvo a observar el hotel donde se hospedaba la primera pieza del puzzle que le permitiría llegar hasta el final.
NDH - Reflexiones sobre la cordura
Reflexiones sobre la cordura (Unus)
No importaba la dosis. Nunca era suficiente. Deslicé dos pastillas más por mi garganta y me tumbé pacientemente sobre las sábanas a esperar que la química hiciese sus efectos y lo mereciese.
El cuerpo tranquilo, la respiración suave... Ya llega. Ya llega la noche, aunque el día siempre vuelve.
Cayó al suelo inconsciente.
“You know the day destroys the night, but night divides the day...”
martes, 14 de octubre de 2008
No direction home 3
No direction home3
-¿Disculpe?-.
-¿No me ha oido, acaso?- mantenía su sonrisa.
-Disculpe... -.
Comenzó a caminar contrariado por la escena en la que se había visto involucrado. No era la primera vez que veía a esa mujer.
- El mundo está lleno de locos...- susuró mientras se alejaba.
En cualquier caso, tenía trabajo, asi que se encaminó hacia la salida, sorteando los charcos que se formaban bajo las goteras que surcaban el tejado de la estación. Ya en la calle, sintió el frío. Desconocía la ciudad, pero supo dónde encontrar refugio un par de días, mientras esperaba la llegada de su paquete. Cuando llegó a su hostal, recomendado por las torpes indicaciones de unos muchachos, se preguntó qué clase de persona era la que se hospedaba en un antro como aquel. Su cuarto tenía humedades por doquier, sepultadas bajo cuadros de todo a cien. Una cama, una silla, un armario. No tardó en comprobar que las sábanas estaban húmedas y los muebles cubiertos de polvo.
Joder... Que delicia- masculló.
Tras arrojar con enfado su maleta sobre la cama, decidió que ya había pasado más tiempo del que podía soportar entre aquellas paredes sin haberse tomado un par de copas previamente. Un último vistazo a la habitación, y un portazo tras de si antes de salir a encontrarse con la ciudad que, bajo los primeros rayos del invierno, hacía tiempo le esperaba.
No direction home 2
No direction home2
Le gustaba viajar en tren. Le gustaba entretener el tiempo leyendo, durmiendo, o simplemente observando a los pasajeros, pero siempre con la certeza de que al levantar la mirada podría ver los campos y no la carretera. No negaba que ésta poseía también un inequívoco espíritu romántico, pero la carretera acarreaba un deje nostálgico y depresivo, muy lejano a su ideal de viajero errabundo y mundano.
En otras circunstancias hubiese disfrutado del viaje más de lo que le fue posible en aquella ocasión. Dedicó la mayor parte de su tiempo a esquivar los codazos que le propinaba su compañero, ajeno por completo a la molesta situación en que estaba colocando a su vecino hasta que por fin se bajó en la séptima parada, proporcionándole un breve descanso hasta su destino, en el que apenas si pudo malsoñar. Ni se planteó matar el tiempo leyendo a Kafka.
Cuando se sintió ya en tierra firme, comprobó la hora, y suspiró.
Justo a tiempo-.
Casi al instante, otro pensamiento cruzó su cabeza. Al mismo tiempo, sintió una voz a sus espaldas. Una voz de mujer.
Justo a tiempo... ¿Para qué?-.
Se dió la vuelta temeroso, para encontrarse con el rostro que parecía servir de eco a su conciencia. A pesar de sus rasgos de varón, no pudo sino concluir en que era preciosa. Divertida, repitió:
¿Justo a tiempo para que, amor?-.
lunes, 13 de octubre de 2008
No direction home
No direction home
La mañana era reveladora. El frío y la niebla, unidas al vaho de su aliento y a las luces todavía inertes de la ciudad no podían si no ser descritas como el hechizo que rodea los perfumes de una partida turbulenta. Avanzó calle abajo paladeando amargamente su despedida, sorprendido por que esta fuera como siempre la había imaginado; más un deslizarse furtivo, que la bendición de una madre y un abrazo.
Llegó finalmente a la estación de tren, enfrascado en estos y otros tantos pensamientos de igual color y siniestra pincelada. Empujado por el frío, se refugió en un café a la espera de las 7:30. El local despedía una esencia romántica pasada ya de moda. Tan sólo contaba con dos mesas para atender a toda la clientela, así como una larga barra tras la cual se encontraba una recién fregada cafetera, una radio, y su malhomorado dueño. De no haber encontrado a aquel hombre con el delantal puesto, haría apostado que aquel hombre era marinero; su melena, teñida de canas, se recogía a si misma tras la calva que lucía sobre la frente, dejando libres sus ojos bajo los cuales crecía una barba mal cuidada. Sus manos y su rostro parecían realmente curtidas por el salitre y el frío, exactamente como recordaba las de los viejos marineros que jugaban a las cartas en las terrazas de los bares próximas al puerto hasta bien entrada la madrugada. Curioso, pensó.
Removió el azucar con la cuchara, y acercó los labios a la taza para comprobar la temperatura del café. Nuevamente pensó en la madre... Pensó en este y en todos los tormentos que al hombre le toca sufrir por haber nacido. Pensó en ellos mucho rato, hasta que la pequeña radio vino a despertarle de su ensueño. Bob Dylan.
Apuró su café y dejó el dinero sobre la mesa. No necesitó buscar el anden, pues también éste estaba donde se lo había imaginado. Se preguntó hasta que punto eran reales sus sueños, en los que sus fantasías premonitorias se revelaban más tarde como auténticas revelaciones acerca del futuro. Tal vez estaba perdiendo la cabeza.
Cuando se dispuso a subir al tren, canturreó:
-Like a rolling stone...- .
martes, 23 de septiembre de 2008
Duermevela
Duermevela
Al parecer, no tenía nada que decir. ¡Que capullo! Hacía falta muy poco para soltarle la lengua; un par de tragos le hubiesen ahorrado horas de persuasión.
Cerró los ojos para ver mejor y distinguió entonces un coche amarillo; Robert de Niro y Taxi driver...
Se despertó decepcionado. Había amanecido.
miércoles, 10 de septiembre de 2008
Fábula (Primera parte)
Un saludo.
Aquella alfombra mágica parecía haberse encaprichado con su ruta; dejando a un lado el mapa señalado, descendía en picado sobre las casas tan rápido como volvía a ascender, para medirse en velocidad con las gaviotas, que tras mantener desfiantes el vuelo, finalmente se posaban sobre los tejados, agotadas a causa de la carrera. Tras un millar de vueltas sobre la ciudad, y otras tantas sobre si misma, descendió suavemente sobre la carretera.
Ignoraba dónde estaba, aunque rápido se dio cuenta de que en cualquier caso, no estaba donde debería estar, por lo que se resignó a caminar sin rumbo fijo, confiando encontrar a alguien que le orientase.
Mientras caminaba, maldijo en su corazón aquel paseo. A pesar de lo emocionante del vuelo, pronto advirtió un agudo dolor en la cabeza y un ligero mareo, consecuencia sin duda de haber elegido viajar en la alfombra en lugar de haber viajado a ras de suelo, como una buena resaca que acompaña a una noche de desenfreno. No obstante, se permitía aún de vez en cuando estos caprichos, a pesar de sus ya conocidas consecuencias. Y en esto pensaba, mientras la música descendía por el callejón, pero era tal su dolor de cabeza y su ensimismamiento, que apenas fue consciente de la melodía que lo acompañaba hasta encontrarse a escasos metros de un anciano guitarrista, que, con su boina boca arriba, rasgueaba los acordes para ganarse la vida.
Se le antojó que aquel encuentro no había sido del todo casual; el anciano, disfrazado de Flautista, le había conducido por las calles de Hamelín hasta donde estaba, para introducirlo un una deliciosa fábula digna de los hermanos Grimm. Agradecido por haber encontrado un rumbo, lanzó una moneda a la boina, y se sentó a su lado de forma que pudiese observar la partitura. Cuando hubo acabado de sonar la guitarra, el Flautista comenzó a hablar.
-¿Conoce al maestro Tárrega?- Asintió.
-Entonces, seamos amigos. Tengo algo para usted, ¿se lo habían anunciado ya?-
-¿Perdone?-
-¡Oh no! Nada más lejos que lo que está pensando; no más música para el alma. Tome... ¡Cuidelo bien!-.
Recibió un papel arrugado. Espectante, miró con desconfianza cómo sus dedos volvían a la guitarra, y pasados unos segundos, dió media vuelta y reanudó su marcha, si llegar a reconocer la pieza que lo acompañaba.
jueves, 14 de agosto de 2008
Ómicron
Ómicron - ο
Rebuscó en su inocencia alguna faceta que determinase el porqué de aquellas líneas. Aquella loca persecución se había convertido, como más de uno hubiese apostado, en algo más que una tarea circunstancial; por la contra, como si el objeto único de su vida fuese aquel deambular, poco a poco se acostumbró a caminar sin recordar apenas qué buscaba por el suelo, y por supuesto, sin sospechar tan siquiera que las tres carabelas seguían su viaje, y que tal vez algún día encontrarían la costa, dejando atrás el ancho mar.
No se trataba pues de una búsqueda metódica, sino más bien de un azaroso tantear; una contienda en la que a pesar de saberse impredecible la victoria, no costaba nada enviar más tropas a luchar, y a pesar de lo estéril de la tierra labrada, año tras año, los labriegos la volvían a sembrar.
La manzana, Adán y Eva;
¡Donde fueron a parar!
Se creía enamorado, pero, ¡Quién sabía la verdad!
Rey Escarabajo (And singing ¡lalala!)
Xi
Xi - ξ
Se revolvió en la cama, con los ojos entornados.
La noche, la luna, el aire. Todo tenía un matiz extraño.
El fuego revelaba mucho más que calor y miedo. Aquella noche, observó complacido el soplar de los vientos del norte, avivando las llamas, dándole vida a la selva bajo la noche. La danza sinuosa de la presciencia ocurría en presencia de lo salvaje, inquietando con suaves ritmos a las bestias en los bosques, y enfureciendo con su canto a las olas en los mares.
“El camino se abre paso en la maleza, trazado por los pasos que habían aplastado poco a poco las zarzas y los espinos. Caminante, la silueta inquiere con la mirada; dos puertas en sus dos extremos, y un puente para cruzarlas. Romper el cascarón, conocer a Abraxas.”
Leyó el fuego tranquilo.
* * *
Lentamente, hundió la hoja de la navaja sobre la palma de su mano. La sangre dibujaba sobre sus ojos mucho más que fuego; recreó paisajes de locura, escenarios eternos de tragedias griegas y de antiguos sonetos. Extraña lengua, que menguaba el entendimiento del poeta sobre sus más sinceros versos.
Cayó la primera gota en sus labios, y una segunda en los suyos.
Cruzaron un instante sus miradas, para luego dirigirse a lo más profundo; comprendieron que el mundo había cambiado, y frente a la noche en que se arroparon, se supieron nuevamente desnudos.
Entonces llegó el Pecado.
Rey Escarabajo (when summer´s gone)
martes, 22 de julio de 2008
Ni
En otro tiempo, con frecuencia había levantado la cabeza al ver pasar el autobús veinticuatro, y más tarde, con el mismo gesto, había seguido con la mirada perdida el veintiuno. Sin ser apenas consciente de ello, rasgueó tonos menores en su guitarra.
Aquella noche del veintiuno de junio, la luna era la representación simbólica del deseo extraño que en sus sonetos, trataban de retratar todos los poetas. Aunque no podía verla, la luz y la sombra proyectada sobre los patios delataban su presencia, revelando entre sus rayos nacarados una tierra prometida, y tres brillantes carabelas.
Deseaba sentir de nuevo que sus ojos podían rascar los acordes. Llevar el ritmo con los pies, y hacer que sus cuerpos dejasen de ser dos canciones. Oler la música en su pelo, buscar la rima en sus rincones... Empañar los pentagramas, con sudor de mil razones.
Deseo... ¡Deseo! Retumban tras tu pecho corazones.
Vertió sobre la noche tres inocentes palabras;
escapadas de sus labios, tras la luna se enredaban.
Subió la hiedra al alto muro,
para poder desde el cielo mimarlas...
La luz del foco iluminaba su rostro, revelando una expresión de desconcierto.
Moría de ganas de besarla.
Rey Escarabajo (si tu, si yo)
domingo, 20 de julio de 2008
Mi
El fuego, la tierra, el agua y el árbol eran entonces los ingredientes principales que conformaban un bosque del todo surreal. Mientras oteaba el paisaje, disfrutaba del trance que éste le provocaba; inundando su mente de tormentas avivadas por la necesidad primaria de elevarse hasta volar.
Demasiado humano.
Impulsado por la curiosidad, comenzó a caminar.
Comprendió el mensaje que sus pupilas formulaban muy poco antes de que sus lenguas, húmedas de saliva y alcohol, se jurasen ante sí mismas que de aquella locura enamorada surgiría un crisol donde tallar corazones a navaja.
Comprendió, y desde la más pequeña fracción de su cuerpo a la más abstracta conjetura de su cabeza, se volcó apasionado en la construcción de la falacia más sincera.
¡Huerto de olivos, y espinas trenzadas de pureza!
Sin Santo de consentimiento, indómita rie la franqueza; un mar embravecido, con las olas de canela... ¡Jamás verán sus costas ni mensajes ni botellas!
Cuanto se parece al amor, y que póco a la decadencia...
La noche traía consigo una tregua.
Rey Escarabajo (A mi madre)
sábado, 5 de julio de 2008
Lambda
Caminaba a paso rápido, rozando con las manos las hojas que poco a poco quedaban atrás, conformando el camino de vuelta. La estrechez del sendero provocaba en sus ojos una sensación extraña, similar a la que se tiene cuando se está de viaje, o cuando el tiempo corre tan lento que en cualquier momento puede empezar a contar hacia atrás.
Una sensación de irrealidad difícilmente descriptible; los poemas se alejaron, y él no los fue a buscar.
Caminó hasta la noche, pensando que buscaba algo más.
Sexo, sexo, sexo saturando el aire de humedad; buscaba el roce a la mano, y la guerrilla al batallar, llamaba a todas las puertas, buscando como un lóco lo que sólo un loco fué capaz de imaginar... Se vió cortando margaritas, para luego volverlas a plantar.
¡Al diablo los sonetos! Si entre cuarteto y cuarteto, nos cobran diez caricias por pasar.
Tan sólo dos almas para crear un mar sobre sol encharcado, y gaviotas huyendo de peces que las quieran cazar; ¡Luz con un tajo en las tripas, brotando de su mano oscuridad!
Eran infinitas las maneras con las que se puede expresar, contradiciéndose las unas a las otras de una forma deliciosamente magistral. Era norte y sur, era un echarse a correr, sin tan siquiera empezar a caminar.
¿Se vería obligado a...? No, jamás querría hablar de amar.
¡Era muchísimo más!
Rey Escarabajo (Una blusa con nudo en el pecho...) 4-06-08
jueves, 3 de julio de 2008
Kappa
Por aquel entonces, la ambigüedad en la que vivíamos se había resquebrajado poco a poco con la llegada de la por entonces única verdad que conocíamos:
El dia destruía las noches, pero la noche dividía los días.
El pulso acelerado y el nervio empapado en la espalda se habían puesto de acuerdo.
* * *
Aquel día decidió encaminarse al desierto.
¡Esperanza!
Las dunas, el sol, y las tormentas seguirían combatiendo.
¡Siempre!
En el bosque, se vio asaltado por criaturas de preconocido aspecto.
¡Marcharos!
Y al llegar... inmóvil mar de cemento.
¡Imposible!
* * *
¿Cómo era que seguían combatiendo?
¡Imposible!
martes, 17 de junio de 2008
Iota
Comenzó a escribir muy atento a la música.
Diez, nueve, ocho...
La melodía era hipnótica. Era la más afilada de las lenguas que posee el látigo de siete puntas.
Siete, seis, cinco...
¿Cuantas millas recorrería junto a ella? Hasta el espacio. Y más; si le fuese posible, encontraría una ruta sin final hasta el final de lo posible, y quizás, quizás... mucho más.
Cuatro, tres, dos...
Dejaría a su paso polvo de estrellas, pero no para su regreso, sino para aquella alma que aún, ignorante de todo aquello, despertarse para unirse consigo en su interminable trayecto.
Uno...
Pero sólo por un tiempo.
Zero.
Todo lo que empieza acaba, pensó en aquel momento.
¡Estar vivo era algo tremendo!
domingo, 1 de junio de 2008
Zeta
Es curioso darse cuenta de que algunas veces las cosas que nos suceden pueden perder, por razones que resultan generalmente insuficientes, todo su romanticismo. Pensó en esto mientras se sentaba a observar la foto que reposaba sobre su mesa.
“¡Ay va la puta!” -pensó-. Y no le faltaba razón, desde luego.
La niña se llevaba la mano a la boca mientras, con su mirada perdida, destruía poco a poco las palabras que en otro tiempo hubiese utilizado para describirla. Su pelo era entonces el boceto inacabado de lo que más tarde sería una explosión de amor, un pulso acelerado, un lazo de oro exprimiendo, más y más al centro, un corazón. Toda ella, era fantástica, una sirena.
Tal vez -pensó- la turba que se adueñaba de su cuerpo tenía que ver con una gaviota.
Sobrevolaba las casas, se adentraba en el mar; pero jamás para morir, sino para vivir, vivir aquella experiencia que sería necesaria muchos años después, cuando de sus alas no quedasen más que dedos, y de su pico no hubiese más señal para el recuerdo que el rojo de unos labios.
Volaba en la corriente. Ulises enloquecía maniatado a su mástil. Las olas recortaban la silueta singular de aquella criatura indescriptible, y mientras la gaviota sólo alcanza a oir el crujir del velamen y la crudeza del mar, Ulises se muere. No puede preguntarse porqué. Es tan sólo una gaviota, pero es necesaria su presencia en la escena, tan necesaria como Dios o como el armonioso deambular de los planetas. Es vital.
La gaviota morirá con su recuerdo, y, a pesar de todos los credos y religiones, volverá un día convertida en el acto de su destino, exista o no el libre alvedrío. No importa, pues el amor es algo mucho más importante que la física y que las adivinanzas metafísicas que se nos plantean estando vivos.
Así lo pensó en aquel momento. Así dió su imaginación respuesta a tan maravilloso acertijo. Tambien pensó, que como cuento de niños, no estaba pero que nada mal, y después de esto, pudo dormir tranquilo.
Rey Escarabajo, 01- 06- 2008 (It's the Starman, waiting in the sky...)
Eta
Parecía que el momento había sido elegido expresamente para desembocar en la indefinición. El momento era ese momento, y no śolo era, si no que no podia no ser.
Una mente matemática había dispuesto mediante las más perversas ecuaciones las pequeñas hojas que conformaban el arbol a modo de paisaje impresionista para provocar en la consciencia de su ser aquel estado inerte y perturbador.
Y pensó:
¿Hay vida en marte?
Los monos balanceándose...
Y el astronauta trapecista,
observándo aturdido la jungla;
¿Que esconde?
Sabía en su cabeza el más sentido surrealismo, pero, ¿que podia hacer?. Una frontera de religiones separaban las palabras y las reflexiones. Parecía imposible disociar las dos partes, átomo por átomo, que conformaban su pensamiento, creando la gran barrera que lo alejaba de su mundo y que teñía todas sus pasiones.
Rey Escarabajo (Se tendes mais poder que as humanas xentes...)
lunes, 12 de mayo de 2008
Dseta
Break on trough.
Tras cometer otro de sus viejos errores, percibió que aquella sería la última oportunidad que tendría de fallarse a si mismo. Comprendió de alguna forma la situación que se le presentaba, y tal vez no estuviese preparado para ella, o tal vez lo estuviese más que nunca, pero no tenía posibilidad de elección, puesto que aunque resultaba irónico y curioso, la comprensión de la realidad en estas circunstancias exigía una cuidadosa decisión sobre dos alternativas, cada cual más terrible y más liberadora.
La primera era el desprecio de los valientes y el altar de los románticos. Así mismo, también era un tesoro repudiado eternamente por los necios de espíritu y un paraiso oceánico para aquellos que ya no alcanzaban a oir ninguna voz. También un interrogante, una jugada arriesgada para un valeroso jugador. Pero no; sin saber porqué, dijo no.
La otra sería tanto o más difícil que la anterior, sería un promesa a su conciencia. Sería una dura batalla.
Implicaba El Cambio.
Y eligió.
Epsilon
Money for something.
Vio muchas caras conocidas aquella noche. Pocos amigos, pocos compañeros, pocos conocidos, en realidad; pero por otra parte, de haber sabido dibujar, podría haber definido sobre papel el rostro de todos aquellos con los que compartió palabras, y con otros, algo más.
Se sentía alegre, y pronto advirtió la esencia de lo que allí sucedía. No era una situación que conociese, pues no sucede frecuentemente cuando uno vive de cortar margaritas.
Aquella noche tenía un aire de misterio y de peligro que sólo puede significar una cosa, tenía un reflejo premonitorio en cada espejo que lo observaba, tenía un saludar sonriente, y una serpiente enroscada...
Le resultaba complicado describirlo sin contar con la anécdota, y por ello sólo confesó aquella historia a sí mismo, confinando el secreto a sus versos, aguardando desde su lápiz hasta su cuaderno a quien supiese atenderlos.
Ocurrió algo, entre música y copas. Gente y más gente. Gritó a la nada un todo muy sincero, se sintió alegre y casi converso, y luego, regresó a casa, pensando en qué haría mal cuando dibujase aquel recuerdo.
* * *
¿Amor? ¡Como emponzoñaba su esfuerzo! Y en aquella ocasión, le desconcertó por completo.
jueves, 8 de mayo de 2008
Delta
Riders on the storm.
No tenía mucho tiempo para pensar. En realidad, no quería tenerlo.
Las voces eran atronadoras. Su cabeza parecía ser el epicentro de una gran cacofonía propiciada por las dudas, el miedo, y otras bestias nacidas para hacer sufrir a su cerebro. La culpa, la culpa por lo intrínsecamente propio, el ser corrupto desde el nacimiento estaba dentro de él, saturándolo todo de un perfume insoportable. Era el Pecado Original.
¿Cómo podría él defenderse? Lo común era la retirada; el desentenderse de tal carga era algo comunmente conocido como la felicidad. Ni le seducía ni le parecía plausible esta alternativa. No podría.
¡Esperanza!
* * *
Money for nothing.
Al despertarse aquel día le pareció que todo seguía exactamente igual, tal y como él lo había dejado. Y le parecía terrible; ¿no había confiado horas atrás en la esperanza?. Tal vez habría pedido un milagro, una súbita transformación del mundo y de su gente, una respuesta escrita sobre una pequeña nota en su mesilla de noche... Pero no, Todo seguía igual.
Pensó en gritar por la ventana, en saltar por ella, forzándo así el deseado milagro y descubriendo una pequeña parte de la mesa que se esconde bajo el mantel a cuadros. Correr por la calle, gritar por la maleza, o incluso, haciendo caso de aquel desgarrador verso, recortarse en punta las orejas. ¿Porqué no?. Nada tenía de raro ansiar un sentido físico de aquel disparate abstracto; por la contra, le hubiese gustado sangrar por la boca y las orejas, caerse al suelo y sufrir lentamente por vez primera en su piel aquello que día tras día le hacía sufrir sin dejar un rostro o emisario.
Nunca ocurría el milagro.
martes, 29 de abril de 2008
Gamma
Gamma - γ
Había sido una despedida inesperada, un bonito recuerdo, una inédita historia de amor... Se tumbó en su cama con la luz apagada, y se apretó los ojos con los puños hasta ver luces, colores y formas. Cuando era pequeño solía entretenerse poniendo nombres a las formas, tan armónicos a estas como lo son las estrellas a sus respectivas constelaciones. Luego, se paró a pensar.
¿Que esperaba? Lo sabía muy bien; el fantasma nunca enseñaba su rostro, pero de ningún modo hacía falta. Y era curioso, era un puzzle demasiado complicado para lanzar las piezas al aire y esperar pacientemente que al caer, por arte de magia, formasen filas como soldados a la espera de su comandante.
El pasado no se va, nunca.
* * *
Entonces, se sintió muy mal. Un poco tonto, un poco decepcionado, ¡Un poco de tanto!. Recordaba un bonita historia. Un verano, con los amigos, había vivido una historia real, auténtica, e irremplazable. Él, que no solía recordar...
Aquel día, el mar era perfecto. ¿Cómo puede ser un mar de perfecto?. La tarde, el sol, el viento... Todas aquellas cosas que un día los poetas nombraron como soldados predilectos. Todas, todas, al servicio de una historia de amor.
Existieron...
El cuento es muy bonito y sencillo. Posee la belleza propia de las cosas que se nos revelan al instante; es algo mucho más sorprendente que la sorpresa, porque la sorpresa, la conocemos, la esperamos, y la exigimos como parte de la poesía misma. La sencillez, es más atractiva en estos casos.
Se separaron de los demás, jugaron por la playa...
Al recordar esta historia, se sentía mucho más lejos de la verdad; esta se alejaba misteriosamente, dejando un velo de humo a su alrededor, impregnando de magia la vida y el lugar que en ésta ocupaba, arrastrando consigo a su consciencia hasta donde todo lo dicho son palabras. Era una historia mágica.
Cayeron al suelo, juntaron la manos...
¿Cuando? No podía recordarlo. El tiempo para su cerebro era como la gota que colma lo es al vaso. Era el número final de un sutil humorista, el prestigio de un mago, la hoja del otoño, o el calor del fuego apagado. Le parecía insoportable.
Se separaron...
Y ya todo había acabado.
sábado, 12 de abril de 2008
Beta
Un saludo.
β – Beta
Show me the way to next little girl... O capítulo dos.
Sucede que a menudo a las personas les ocurren determinadas cosas, se encuentran en determinadas situaciones o perciben los estímulos concretos que conforman la puerta que comunica con la revelación. De esta forma, consiguen situarse en su propio contexto y, por medio de un cálculo no siempre meticuloso consiguen establecer sus metas y sus fines, olvidando el ruido de fondo, centrándose en la tarea que les ocupa y, repitiendo el proceso cuanto sea necesario, se dirigen, tranquilos y decididos, hacia el día en que se mueren. Es un fenónemo común a todo el mundo, y hasta cierto punto, volviendo a nuestro caso particular, se puede decir que este acontecimiento jugaba en su favor.
Un pensamiento espantósamente urgente se había situado en lo alto de la tabla, algo para lo que nunca había estado preparado y que en aquel momento parecía ser la respuesta y la causa de aquel estado de absurda fatalidad.
Le dió por recordar. Y recordó que, en un par de ocasiones, en largas charlas sobre la existecia sostenidas con diferentes amigos y conocidos, le habían acusado de amar la vida. Inconscientemente, suponía, y no por hacérsele insufrible, si no por el simple hecho de que nunca se planteaba esa pregunta al parecerle ésta otra causa perdida. En cualquier caso, ése era un hecho, y en una ocasión, le habían dicho lo siguiente: Si realmente deseas amar, es que aceptas encantado las reglas de la vida.
El asunto en sí le hizo pensar bastante, y lo aceptó sólo a medias, dividió su cerebro para dar cabida a esa idea y lo consideró, más bien, como una posibilidad más entre tantas otras. Una posibilidad poética, romántica y hermosa. Irresistible. Así pues, no la aceptó plenamente. Al tener miedo de la certeza y al no sentirse preparado para ella, la dejó tal cual vino, a salvo en su mente, como una foto que conservamos con especial cariño, y dejó correr el tiempo sobre su color.
Siendo claros, y volviendo a la historia, se dió cuenta de su falta de amor. Aquel anhelo sostenido en secreto tanto tiempo por su subconsciente, sucumbió al gesto femenino, se abrió para sí y se hizo dueño del momento. Y al tiempo, el recuerdo de aquellas palabras amigas acudió desde dentro a una llamada, uniéndose en uno los dos conceptos, y forzando con ello una situación nueva, una perspectiva hermosa, intrigante y desesperada.
Así fue su revelación.
jueves, 10 de abril de 2008
Alfa
Un saludo.
α - Alfa
Estaba en blanco. Totalmente.
Si le hubieseis forzado a decir que era aquello que le rondaba la cabeza, hubiese mentido, o hubiese desviado la mirada; estaba realmente perdido. Horas atrás le había poseído un demonio totalmente distinto, horas atrás había sido su mejor y más querida proyección mental, un triunfador, un espíritu guía dispuesto a la mayor de las mayores proezas. Pero ahora estaba en blanco. Y yo me preguntaba porqué.
No comprendía en absoluto. No tenía ganas de dormir, ni de quedarse despierto. ¿Que había sucedido? -recordó- le había sucedido algo curioso hacía pocas horas. Le pareció interesante al reflexionar, discernir entre lo curioso y lo banal. Pensó como todos los días se levantaba como suele hacer la gente, más o menos con el sol, salía a la calle y dejaba las cosas correr a su alrededor, preocupándole tan sólo la metafísica y sus encantos. Era joven. El resto de la gente, adueñada de sus instintos particulares, circulaba por todas partes, mezclándose, conociéndose, trabajando, riendo, muriendo. Porque moría gente a todas horas, y a el le parecía, más o menos, de puta madre.
Le era muy difícil describir todo aquello, y aún a día de hoy le parece una causa esquiva, un concepto demasiado abstracto o perfecto para una mente como la suya. Lo que los humanos llamamos la vida.
Pues bien, reflexionó sobre cómo en medio de este mar rugiente unas burbujas parecían ser de colores diferentes a las demás. Y una de esas burbujas, se cruzó con él. En la carretera.
Salió de su piso y se apartó el pelo de la cara, comenzó a caminar por la acera, y al cruzar la calle un coche frenó en seco a su lado. “¡Ooostia puta!” -pensó-. Juntó las manos a modo de disculpa, y sonrió mirando para el conductor. Al fijar la vista, a través del sol reflejado en el parabrisas, se sorprendió al encontrar otra sonrisa, mucho, mucho más bonita que le devolvía la conductora del coche.
La verdad es que apenas la recuerda, y unos minutos más tarde la olvidó, pero al momento le impactó; le pareció algo terriblemente bello y deseable, se fundieron los conceptos del amor y del sexo, se encarnaron en unos labios de mujer, y se curvaron ligeramente para causar en su cerebro un duro golpe, un recuerdo.
Todo esto parece una tontería dicho así, pero para él no lo fue. Siempre hay quien no lo comprende, siempre hay quién no se preocupa de los detalles, pero en aquella cabeza, los detalles eran los que conformaban la linea sobre el mapa, eran los actores sobre el telón de fondo, que daban un significado al teatro y a la brújula, mucho más allá del norte o del aforo. Eran la vida; lo eran todo. O casi todo, porque una pequeña parte seguía para él siendo un misterio cruel y maravilloso.
viernes, 4 de abril de 2008
La Galatea de las esferas
La Galatea de las esferas
Podría escribir un verso,
o dejar correr mi tinta en el papel.
¡Que difícil es!
¿Debiera en cuero atar a manojo,
ceñir en corpiño las letras,
ponerle puertas al cerrojo?
Sería un asesino...
Un soldado, o un cuchillo;
un visir conspirante,
en la corte de Saladino,
¡Un estruendoso aplauso,
para un pasional gemido!
No...
He mirado en sus ojos,
el poeta dijo ¡Si!
(Al menos, este poema).
(y no pronuncies mi nombre...) Rey Escarabajo
Valls
Valls
Un murciélago blanco,
nace en la copa de un arbol.
Rodea mi cabeza y...
y luego,
tapa la LUNA.
Tiene mil caminos en su lengua,
siempre llegará a ti;
tu camino habita en el tiempo,
perdido entre tinta y tintero,
en su boca dorada...
Lengua de plata.
Siempre, ¡Siempre llega a ti!
Babel es su hogar.
Cuando quiere amar...
Cuando necesita amar.
¡Y cuando quiere amor!
Entonces...
el murciélago soy yo;
blanco como el carbón.
Asciendo en el aire,
y la noche ve de nuevo la luna.
Rodeo mi cadáver,
y subiendo de nuevo al arbol,
nace y muere...
en este instante.
(Father? -Yes son?- I want to...)
martes, 18 de marzo de 2008
Medusas
Medusas.
Oooh!
Tengo un coro de medusas para mí solo...
En un papel, escapando del tiburón.
El tiburón no tiene dientes, los ha perdido todos.
Tiene un diente robado, grande, muy grande.
Trece quilómetros, tal vez.
Sobresale del papel.
El mango es de nácar, y tiene rubíes dorados.
Doble filo.
¡Corre tras las medusas!
Le animo y me pregunto;
¿Tendran sangre las medusas?
Quiero ver su sangre, quiero algo de su sangre.
Beberla, tal vez.
Son 50 medusas, por lo menos...
El tiburón las alcanza.
Pero ya no quiero el tiburón.
Arrojo mi mano, una cadena sale de mi hombro.
Una cadena de castillo de cuento...
Engrasada de sangre.
La mano avanza hacia el papel.
La punta del cuchillo la atraviesa,
pero continúa adelante y a través.
Se hunde en el papel.
Se acerca al tiburón, y chasquea como el látigo.
El tiburón se retuerce... se retuerce y muere.
Flota.
Mi cabeza se dispara.
Se separa de mi cuerpo, y rebota en el techo.
Mi nariz dice “¡AVANZA!”
La cadena se mueve hacia dentro.
La mano vuelve a mi cuerpo.
Las medusas cuentan cuentos.
¡El tiburón esta muerto!.
La habitación es de un almacén.
La bombilla parpadea... y se da la vuelta.
Se rie de mi.
Mi mano la estrangula.
A oscuras, busco las medusas.
Mi mano las encuentra.
La cadena se mueve hacia dentro...
Se escucha un sonido “Clac”
Y mi brazo retorna a mi cuerpo.
Silvo.
Dos armadillos recuperan mi cabeza,
y la devuelven a mi cuerpo.
Me como las medusas...
Y sentado en la cumbre de un arbol,
Siento la soga atada a mi cuello.
Las medusas me empujan...
Yo no lo entiendo.
Néstor Bellido Rodríguez. (We go to a hidden place...)
martes, 5 de febrero de 2008
Moiras
Moiras
Es una ilusoria escalera de doce santos,
la que el aliento da a las gentes,
que buscando por tierra sus encantos,
acunan por el cielo sus quehaceres.
¿Importa acaso la alquimia en sus mentes?
¿Si son de aire sus dorados labios,
son de nube sus ansiados dientes,
o cegueras de plomo acuchillan sabios?
Tejiendo calaveras el enorme planeta,
costura de conciencias, al espino arborescente.
***
Van saltando pececillos,
entre un mar de humanas gentes;
dos ardientes compañeros,
dialogan contra la corriente:
“¿Será leyenda o será triste mito?
Muchos años ha del día en que partimos;
por docenas recorrimos el desierto y sus caminos,
mas este sol no narrado, nunca ha lucido tan baldío.”
“Tal vez espera, amigo mío,
en el instante exacto del suspiro,
te encuentres rezando acurrucado,
añorando este sol más que al frío.”
(Silencio);
El humano espera burbujas, jamás quejidos.
***
Victoriosos Jasones acarician su vellocino,
y un hormigueo de titanes,
implora bajo sus huellas de platino.
Argonautas fantasmales,
aferrándose a un becerro divino...
¡Paganos!
***
Hasta el infinito se extienden altares,
de tu a tu deidad conocida,
cada cual con su cruz más grande,
talladas en madera carcomida;
Aprendices de ateo,
discípulos de Iscariote,
anegan las noches el templo,
y estallan en salmos de goce...
¡Que espantosa pesadilla!
Sabed que si existe un Dios olvidado,
deberá rezarme de rodillas.
***
Linda pesadilla...
Si es que existe un Dios olvidado,
deberá rezarme de rodillas.
Rey Escarabajo / Néstor Bellido
domingo, 27 de enero de 2008
09:17
( Ahora que lo he vuelto a leer me parece mucho peor, pero ahora queda ahi. Tambien es reflejo de lo poco claro que tengo el norte, y esto es importante)
09:17
De salto en salto entre las rocas,
captura un polluelo en invento;
cuando el ayuno y la madre en silencio
hicieron quebrarse rojos los vientos,
sonando trompetas, muriendo cemento,
creyendo incluso... ¡rugir caracolas!
Corales insomnes e impacientes comadronas,
urdiendo con pinceles el brillo de las olas,
esperando igual que siempre el parto eterno
que trae consigo nuevo año muriendo;
rompiendo la noche y con ella el esperpento,
ofreciendo la vida un islote en el océano...
Y al momento,
brilla, arde, y se anuncia...
un nuevo Dios naciendo.
Vida.
miércoles, 2 de enero de 2008
24 Gusanos y...
Bien. Este título es, con diferencia, el más absurdo y rebuscado que he puesto nunca a un poema, y siendo yo no es decir poco, puesto que por lo general tiendo a lo esperpéntico y, en definitiva, a echarle muchos huevos. Me explico: este poema no es una reflexión pero si es reflexivo, no es una resurrección pero si devuelve la vida y no es una metamorfosis pero tras escribirlo yo ya no soy el mismo. Por eso, he pensado en como los gusanos de la seda se metamorfoseaban y como por arte de magia se convertían en mariposas al salir de sus capullos. Esto es una metamorfosis. Pero, para ser más atrevidos, la metamorfosis dura tres días, que es lo que dura la resurrección más famosa de todos los tiempos, y tres días son 24 + 48 = 72 horas. Por último, la resurrección-metamorfosis ha implicado una reflexión que ha dado lugar a multitud de nuevas ideas antes insospechadas, de ahi que 48 > 24, el producto del proceso es mayor que el material con el que jugaba inicialmente.
No se si lo he explicado bien, pero lo he intentado.
Es una vanguardia personal, se aprecia a simple vista pues el poema esta estructurado de una forma que si ya existe yo desconozco, y no he pretendido ni sílabas ni rimas. Es libre dentro de lo que cabe, puesto que como todos, suena mejor si se canta. El primer verso está ligado al segundo, el tercero al cuarto, el quinto al sexto, etc. Son dos pensamientos paralelos. Es caótico tal cual, pero tiene sentido el serlo.
Para leerlo tal y como yo lo pienso, leedlo primero tal cual, luego los versos impares, y luego los versos pares que son el poema real. Hay un verso vacío, no se si lo acabare... ¡Vanguardia! jajaja
“Es tremendo estar vivo” Silvio Rodríguez. Un saludo!
24 Gusanos y 48 Mariposas (Vanguardia Personal)
-Se que podría escribir versos terribles esta noche-.
“Ojos de gato negro, amedrentados por los coches”
-Se que son mios y los deseo;-.
“Y millares de cajitas, cerradas en grandes cofres;”
-Y es curioso, que mientras escribo,-.
“Son en trece, la lucha en el papiro”
-¡Muto en un ser de manicomio!-.
“Que amanece sin consuelo al superhombre”
¿Querreis leerlo todo en orden?
-Lo fascinante del momento,-
“Espectacular fuego para exagerado aspaviento”
-Me permite morir en la memoria;-
“Y un entierro vacuo, bajo enorme cruz de cemento”
-Dando fruto por vez primera unos versos-
“Serán para el terruño el verano y el invierno”
-Y en lo terrible, dar a conocer lo bello-.
“
Es tremendo estar vivo.
“Más tremendo estar vivo, después de morir tanto tiempo”
---
“Ojos de gato negro, amedrentados por los coches,
y millares de cajitas, cerradas en grandes cofres;
son en trece, la lucha en el papiro,
que amanece sin consuelo al superhombre”
“Espectacular fuego para exagerado aspaviento,
y un entierro vacuo, bajo enorme cruz de cemento...
Serán para el terruño el verano y el invierno,
"
Es tremendo estar vivo.
“Más tremendo estar vivo, después de morir tanto tiempo”