Kappa - κ
Por aquel entonces, la ambigüedad en la que vivíamos se había resquebrajado poco a poco con la llegada de la por entonces única verdad que conocíamos:
El dia destruía las noches, pero la noche dividía los días.
El pulso acelerado y el nervio empapado en la espalda se habían puesto de acuerdo.
* * *
Aquel día decidió encaminarse al desierto.
¡Esperanza!
Las dunas, el sol, y las tormentas seguirían combatiendo.
¡Siempre!
En el bosque, se vio asaltado por criaturas de preconocido aspecto.
¡Marcharos!
Y al llegar... inmóvil mar de cemento.
¡Imposible!
* * *
¿Cómo era que seguían combatiendo?
¡Imposible!
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