No direction home 4
Aprovechó el efecto sedante de su gin tonic para reflexionar. No era un gran bebedor, pero sabía apreciar el placer embriagador que producían los sabores amargos una buena ginebra, y si bien nunca se dejó ver realmente borracho, aquel día decidió hacer una escepción. El bar desembocaba en una calle donde el caos del tráfico lo alejaba con tan sólo mirarlo de sus queridos prados, retratados magistralmente por el continuo reptar del tren. Debía ser una zona céntrica de la ciudad. La gente entraba y salía continuamente de los comercios, bares y terrazas que a ambos lados de la ancha calle sembraban el ajetreo que se esparcía por las callejuelas adyacentes a la principal. Se sintió contaminado por aquel colectivo deambular. Sumido en este y otros pensamientos, decidió ponerse a trabajar.
Había matado a mucha gente. Las más de las veces por dinero, otras por necesidad, pero esta vez era diferente; no era droga lo que necesitaba. Esta vez lo haría por la única razón que los ojos de Dios podrían perdonar. Abandonó el local y abordó un taxi.
-Al hotel Moon, por favor- .
Se removió en el asiento, nervioso. Comenzó a sentirse mareado por la carrera y los nervios, así que bajó la ventanilla del copiloto, deseando que aquel viento le transportase a otro lugar.
Cada vez le gustaba menos la ciudad...
Cuando bajó del taxi, se detuvo a observar el hotel donde se hospedaba la primera pieza del puzzle que le permitiría llegar hasta el final.
2 comentarios:
¡Más misterioso todavía! ¡Qué enganche a tus relatos! Me gusta. Desde luego...
Soy una persona que te lee, ¡nada más!
[Aplausos]
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