Gamma - γ
Había sido una despedida inesperada, un bonito recuerdo, una inédita historia de amor... Se tumbó en su cama con la luz apagada, y se apretó los ojos con los puños hasta ver luces, colores y formas. Cuando era pequeño solía entretenerse poniendo nombres a las formas, tan armónicos a estas como lo son las estrellas a sus respectivas constelaciones. Luego, se paró a pensar.
¿Que esperaba? Lo sabía muy bien; el fantasma nunca enseñaba su rostro, pero de ningún modo hacía falta. Y era curioso, era un puzzle demasiado complicado para lanzar las piezas al aire y esperar pacientemente que al caer, por arte de magia, formasen filas como soldados a la espera de su comandante.
El pasado no se va, nunca.
* * *
Entonces, se sintió muy mal. Un poco tonto, un poco decepcionado, ¡Un poco de tanto!. Recordaba un bonita historia. Un verano, con los amigos, había vivido una historia real, auténtica, e irremplazable. Él, que no solía recordar...
Aquel día, el mar era perfecto. ¿Cómo puede ser un mar de perfecto?. La tarde, el sol, el viento... Todas aquellas cosas que un día los poetas nombraron como soldados predilectos. Todas, todas, al servicio de una historia de amor.
Existieron...
El cuento es muy bonito y sencillo. Posee la belleza propia de las cosas que se nos revelan al instante; es algo mucho más sorprendente que la sorpresa, porque la sorpresa, la conocemos, la esperamos, y la exigimos como parte de la poesía misma. La sencillez, es más atractiva en estos casos.
Se separaron de los demás, jugaron por la playa...
Al recordar esta historia, se sentía mucho más lejos de la verdad; esta se alejaba misteriosamente, dejando un velo de humo a su alrededor, impregnando de magia la vida y el lugar que en ésta ocupaba, arrastrando consigo a su consciencia hasta donde todo lo dicho son palabras. Era una historia mágica.
Cayeron al suelo, juntaron la manos...
¿Cuando? No podía recordarlo. El tiempo para su cerebro era como la gota que colma lo es al vaso. Era el número final de un sutil humorista, el prestigio de un mago, la hoja del otoño, o el calor del fuego apagado. Le parecía insoportable.
Se separaron...
Y ya todo había acabado.